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La paz se hace con fotos

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El Colectivo Miradas es una iniciativa de excombatientes firmantes del acuerdo de paz que se dedican a la fotografía. Su objetivo es aportar a la paz por medio de las fotos que toman en las regiones donde viven. Al final del reportaje, podrás leer tres perfiles que narran la vida de algunos de los integrantes.

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Desde la década de los 60 y durante seis décadas, el conflicto armado fue un periodo de confrontación interna en el que se recurrió al uso de la fuerza armada por parte de varios actores.

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Para 1964, en La Marquetalia, Manuel Marulanda Vélez y Jacobo Arenas fundan a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC EP). El objetivo de formar un grupo armado fue “superar el orden capitalista (el modelo bipartidista) vigente en la sociedad colombiana, y promover y apoyar un proceso histórico que permita construir una sociedad alternativa”. Es así como en la década de los 60, las FARC nacen e inicia una época de conflicto armado interno entre el Estado, paramilitares y guerrilla en Colombia, el cual dura sesenta años aproximadamente.

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Manuel Marulanda y Jaboco Arenas, fundadores de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - Ejército del Pueblo. 

Para el año 2012, en medio del mandato del presidente Juan Manuel Santos Calderón, el Estado colombiano inició un acuerdo con las FARC para darle el fin al conflicto armado interno. En el pasado ya se habían intentado acuerdos de paz, cuyos resultados no fueron efectivos. El acuerdo constó de seis puntos: la reforma rural integral, participación política, cese al fuego y de hostilidad, solución al problema de drogas ilícitas y víctimas.

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El acuerdo permitió que los combatientes se reincorporaran nuevamente en la vida social y con la posibilidad de hacer parte del nuevo partido político, Comunes. El hecho de dejar la lucha armada permitió a algunos militantes a emprender proyectos que le aportaran a la paz. En este caso puntual, los diálogos le abrieron la puerta a que el Colectivo Miradas naciera.

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Juan Manuel Santos Calderón y Timoleón Jiménez en La Habana, Cuba.

Cuatro años después del acuerdo, los excombatientes Albeiro Suárez y Jefferson Mandela son asesinados en La Uribe, Meta, por lo que se pensó en realizar un evento para hacerles honor y hacer un llamado a parar con la violencia de firmantes. El evento se llamó ‘La Peregrinación Nacional por la Paz y la Vida’ y se organizaron para manifestarse en Bogotá el 16 de octubre de 2020.

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La peregrinación contó con la participación de funcionarios del área de comunicaciones de Comunes, integrantes de los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación y de las Nuevas Áreas de Reincorporación. Se concentraron en la plaza de Bolívar.

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   - ¡Paren la masacre, paren el exterminio, no más firmantes de la paz, ni líderes sociales asesinados!        fue la arenga que retumbó aquel día.

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La peregrinación se repitió los dos años siguientes. En 2022 se realizó en la segunda semana de marzo. Además de haber significado un espacio para hacer valer sus derechos y contar con las garantías post acuerdo, la peregrinación fue el espacio donde el colectivo nació.

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En medio de la multitud estaban Jacinto Constante, Marcos Guevara y Gina Parra. Los tres se conocieron allí, compartieron sus experiencias y hallaron algo en lo que compaginaban: el gusto por la fotografía. Algunos la aprendieron empíricamente en la militancia y otros en la academia.

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“Fue el espacio para reunirnos y conocernos, y ahí dijimos: ‘venga, no dejemos que este grupo muera acá, conformemos un colectivo de fotografía’”, señala Cristina Taborda, quien a pesar de no haber estado ese día, estuvo en contacto con los tres y le gustaba la iniciativa.

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La idea empezó a tomar forma y con el apoyo de otros excombatientes surgió el Colectivo Miradas: una propuesta que construye paz por medio de la fotografía. Meses después, realizaron un taller en Tierra Grata, Cesar.

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Desde el 9 de octubre hasta el 15 de octubre de 2021, el colectivo junto con firmantes y otros excombatientes, con el apoyo de la Unión Europa, la misión de verificación de la Organización de Naciones Unidas, programa de Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD) y los fotógrafos Federico Ríos y Jesús Abad Colorado, se reunieron para compartir y aprender saberes.

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Todos se juntaron en un salón comunal. Al inicio, casi ninguno se conocía entre sí. Sin embargo, todos empezaron a hablar y tomar fotos, por lo cual Ríos les pidió hacer silencio para iniciar el taller. Nadie siguió la sugerencia hasta que la abuela ticuna del Amazonas, Diva Estella Chota, se paró de su asiento y se dirigió a la mitad del salón.

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Ella hizo la seña de hacer silencio y, acto seguido, sacó unas cartas del tarot de la selva para sumergir a todos los participantes en un ejercicio de meditación. Así inició el taller la noche del 9 de octubre.

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Quienes estuvieron allí tenían algo en común, sentían que por medio de la fotografía se podía construir paz en sus respectivos territorios; además de tener gusto por aprender.

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“A este taller no se viene a aprender a manejar una cámara o el zoom”, dijo Ríos cuando el recinto estaba en silencio. Siguió tomando la palabra y les contó que el propósito del taller era converger la ética y la estética en la fotografía. Es decir, equilibrar la técnica y el mensaje. Después les contó que en esos cuatro días iban a reflexionar sobre ejercer periodismo y comunicación, la propaganda, la fotografía documental y cómo acercarse a las comunidades y personas.

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Los partícipes se dividieron en grupos y empezaron a buscar las historias y miradas que podían reflejar del territorio. Las jornadas de trabajo fueron exhaustas, pero enriquecedoras.

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Federico Ríos en el taller de Tierra Grata, Cesár.

Para Jacinto Constante -y todo el colectivo- fue una grata experiencia, por el hecho que el taller, a diferencia de los del pasado, no era realizado en un contexto de lucha armada, sino en una preparación fotográfica para construir paz. Las reglas del taller las había decidido Ríos al inicio: “normas, disciplina y a trabajar, no perder tiempo”. Las actividades fueron aprovechadas al máximo, al punto que hubo días que iniciaban a las cinco de la mañana y culminaban a las tres de la mañana; jornadas sin descanso, pero valiendo la pena y cada momento.

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Lo que más rescató Constante de la experiencia fue la responsabilidad, disciplina, el trabajo en equipo y los aprendizajes. “Fue algo para mí enriquecedor y muy positivo de lo que tiene que ver con el proceso de paz, porque logramos un documental, logramos crear bastantes fotografías e historias y logramos que la gente conozca que aquí en los firmantes de paz hay gente que quiere aportar a la construcción de paz por medio de la fotografía”.

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“Fue un taller extenso con horarios muy extensos, pero era tan bueno el aprendizaje que uno era como ‘bueno, dale una de la mañana, levantémonos a las cuatro de la mañana’. Yo era súper enpeliculada, porque era demasiado interesante la forma como Federico abarcó los temas”, rememora con regocijo Taborda. Al igual que Constante y el resto de las personas, el taller fue una experiencia novedosa. Además, el colectivo produjo el micro documental ‘Miradas’.

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Para Ríos, la gran mayoría de los firmantes del acuerdo se mantienen firmes en su voluntad de no regresar a la guerra. “Que yo tenga entre los participantes de este taller a excombatientes que llevan cinco años sin tocar un arma, para mí es un logro tremendo, porque cada vida cuenta”, dice. El taller fue valioso por el tema de memoria, debido a que él considera que la formación en fotografía permitió que ellos regresaran a sus territorios para continuar contando lo que sucedió y lo que ocurre.

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No se equivocó Alfredo Molano al mencionar que “sólo un acuerdo político profundo permitirá echar las bases de una verdadera democracia: la guerra no tendría más resultado distinto a la dictatura de los vencedores”. La construcción de paz una misión ardua y difícil, pero necesaria.

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El Colectivo Miradas se montó en el bus de la paz. Los excombatientes vieron en los diálogos un camino para acabar con seis décadas de violencia sistemática. Entre ellos, vieron el potencial de cada uno con las cámaras y como, de manera grupal, ser los actores que retraten cómo se refleja la paz y la reincorporación en los territorios que un día fueron epicentros de violencia.

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